Es posible recuperar y reconstruir mensajes utilizando diferentes medios. Desde una linterna parpadeando hasta un código o archivo escondido dentro de una imagen, las alternativas se ajustan a cada necesidad. Pero algo tan sutil como extraer audio proveniente de las vibraciones en un paquete o las hojas de una planta, observadas a través de vidrio a prueba de sonido, es en verdad impresionante…

Cubrirse la boca o fumar un cigarrillo mientras se habla son dos maniobras clásicas para impedir que un elemento externo pueda leer los labios. Otros métodos más sofisticados incluyen vidrio a prueba de sonido y sistemas de interferencia electrónica, pero a pesar de todas esas precauciones, es probable que una planta, una hoja de papel, una bolsa plástica o el envoltorio de un caramelo te delaten. Al menos, eso es lo que propone la gente del MIT, Microsoft y Adobe, con su nuevo sistema de recuperación de audio, basado en vibraciones. Vídeo a continuación.

 

 

Cuando hablas, el sonido hace vibrar a los objetos que se encuentran cerca tuyo. La vibración es tan débil que escapa por completo al ojo humano, pero la historia es muy diferente cuando una cámara de alta velocidad entra en la ecuación. El proceso de reconstrucción requiere que la cantidad de cuadros por segundo del vídeo capturado sea superior a la frecuencia de la señal de audio. En varios de sus experimentos, las capturas estuvieron entre los dos mil y los seis mil cuadros por segundo, pero con algunos ajustes en su algoritmo y cierta propiedad de los sensores tradicionales, los expertos fueron capaces de extraer audio usando una cámara normal a 60 cuadros por segundo.

A pesar de las obvias aplicaciones que esta tecnología podría tener en el ámbito legal y militar, sus responsables creen que sería más útil en el estudio de materiales. Objetos con diferentes características responden de manera distinta al sonido, lo que permite detectar y/o confirmar algunas de las propiedades del objeto en cuestión. El movimiento que han logrado medir se encuentra en el orden de la décima parte de un micrómetro. El resultado de las reconstrucciones puede ser un poco vago en algunos casos, pero si uno sabe en dónde “escuchar”, los patrones se vuelven mucho más claros, e incluso es suficiente para identificar el género de las personas que están hablando.